Barcelona siente el móvil

13/08/2012

La multinacional NXP, con sede en Holanda, creará en Barcelona un centro de conocimiento centrado en el desarrollo de la tecnología contactless (sin contacto). La taiwanesa Toro ha elegido la capital catalana como su base de operaciones europea. Aquí montará su laboratorio de aplicaciones móviles y asegura que han empezado a contratar los primeros ingenieros.

Son las dos últimas buenas noticias que llegan a Barcelona por el hecho de convertirse en la capital de la telefonía móvil hasta 2018. Se espera que la capitalidad genere para la ciudad unos ingresos de 3.500 millones de euros directos. Decenas de iniciativas ya se ha puesto en marcha, porque la capitalidad “no es una carrera de 100 metros, sino de fondo, y durará muchos años”, explica Agustí Cordón, director general de Fira de Barcelona.

En la carrera queda por superar, entre otras cosas, los problemas de cobertura que padecen algunas zonas de la ciudad. Mientras tanto, el desarrollo público y privado de aplicaciones son la cara más visible para la ciudadanía de lo que significa la capitalidad del móvil que ostenta Barcelona. Para controlar el tráfico en las calles de la ciudad, para descubrir medusas en el mar, para saber si hay bicicletas disponibles en el Bicing, para hacer la compra e incluso para alertar de actos incívicos en los Ferrocarrils de la Generaliat, las aplicaciones móviles están en marcha.

La próxima cita oficial para los profesionales del planeta del teléfono celular será en febrero de 2013 en las instalaciones de Fira en Gran Via en el que se espera sea el mayor congreso de telefonía móvil jamás organizado.

Hacer la compra, saber si hay una plaga de medusas en la playa y, próximamente, pagar la zona azul o verde sin necesidad de moverse del coche. Estos son algunos de los servicios a los que un barcelonés o un visitante puede acceder a través de cientos de aplicaciones para teléfonos inteligentes o smartphones disponibles sobre la ciudad. A falta de una mejora en la cobertura de telefonía móvil, el desarrollo público y privado de apps —como también se les conoce— son la cara más visible a la ciudadanía de lo que significa la capitalidad del móvil que ostenta Barcelona hasta 2018.

La búsqueda del término Barcelona en el App Store de Apple arroja 780 resultados para iPhone y 337 para iPad. En la tienda en línea de Android, aparecen casi 1.000. En muchos casos se trata de aplicaciones relacionadas con el fútbol —el efecto Barça— o juegos, pero también hay una gran variedad de servicios orientados al transporte, el turismo y la realización de trámites con el Ayuntamiento. La invasión de estas aplicaciones no es gratuita. El 40% de los españoles posee un smartphone, lo que augura un buen futuro para los creadores de apps.

Un gran paso, dado desde el mundo privado, es el de la cadena catalana de supermercados Sorli Discau, que en julio puso en marcha un supermercado virtual en la estación de Sarrià de Ferrocarrils de la Generalitat. A través de la tecnología QR —el móvil lee unos pequeños códigos que remiten a una información—, el cliente puede seleccionar los productos que se exhiben en la imagen de un gran lineal. El pedido se envía después a domicilio.

Ferrocarrils innova con sus aplicaciones e incluso crea polémicas. La compañía no solo permite conocer a través del móvil los horarios de los trenes, sino que también invita a denunciar los actos incívicos como viajar sin billete. Transports Metropolitans de Barcelona tiene su microprograma, TMB Virtual, que incluye todos los horarios y líneas de bus y metro al alcance del dedo. Algo similar ofrece el Bicing.

No es extraño que el transporte sea uno de los temas con más número de aplicaciones. Estos programas funcionan con información abierta, y uno de los campos más sistematizados en este aspecto es el de la movilidad. Icam Barcelona pone al alcance de los conductores las imágenes de las cámaras que regulan el tráfico. A principios de este año, el Ayuntamiento lanzó el concurso Apps4Barcelona, al que se presentaron 86 proyectos, de los cuales una cuarta parte tenía que ver con el transporte. Entre ellas están las dos ganadoras: Fesedit ayuda a buscar compañeros para compartir el coche y By Taxi permite solicitar un servicio.

La llegada de las aplicaciones también modificará el aspecto de los turistas que nos visitan. Muy posiblemente las pesadas guías de papel sobre Barcelona serán reemplazadas por los móviles. Lonely Planet o National Geographic ya han dado el paso digital. BCN Visual, por ejemplo, permite contrastar la imagen actual de algunos puntos claves de la ciudad con fotos antiguas. Para los autóctonos también está la posibilidad de conocer la agenda cultural a través de BCN Cultural, que reúne toda la programación diaria.

MedJelly es otro ejemplo de la utilización de datos públicos para uso del ciudadano. Esta aplicación, desarrollada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, entrega un panorama de la situación del oleaje y la presencia de medusas en el litoral barcelonés. Combinada con IBeach permite tener una fotografía de la calidad del agua.

También existen aplicaciones del Ayuntamiento como Bústia Ciutadana, que recibe quejas de los vecinos, o Barcelona al móvil, con la que se pueden realizar algunos trámites en línea. Pero el Consistorio quiere ir más allá. El último proyecto adjudicado busca que se puedan pagar las zonas azul y verde de aparcamiento con el móvil. La idea inicial es que el conductor se inscriba en línea, incorporando su cuenta bancaria. Cada vez que aparque tendrá que notificarlo a través de la aplicación; anulará la operación cuando regrese. El sistema de geolocalización también permitiría saber dónde se dejó el coche, y los revisores controlarían el pago con el número de matrícula.

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