Éxito rotundo en Marte

6/08/2012

“Bienvenidos a Marte”, ha sido el saludo del director del centro responsable de la misión del Curiosity, Charles Elachi. El robot de la NASA ha protagonizado esta mañana una hazaña sin precedentes en la historia de la exploración planetaria: a las 7.32 (hora peninsular) ha tocado el suelo del planeta rojo superando la arriesgadísima maniobra de descenso. Pocos minutos después han llegado las primeras imágenes al centro de control en el Jet Propulsion Laboratory (California). En blanco y negro y de escasa calidad, han sabido a gloria a las decenas de ingenieros y científicos de la misión, que han explotado en aplausos, vítores, lágrimas, abrazos y euforia generalizada. “Los siete minutos de terror [del descenso] se han convertido en los siete minutos de triunfo”, ha dicho el director científico de la NASA, John Grundsfeld. Mensajes de parte del presidente Obama a través de su asesor científico John Holdren, allí presente junto al director de la NASA, Charles Bolden, y una alegría incontenible en medio de un ambiente festivo en el JPL demuestran el éxito científico y técnico de Estados Unidos, pero también su trascendencia política.

Las primeras imágenes que ha enviado el Curiosity son en blanco y negro tomadas con una cámara de muy gran angular y se aprecia en ellas perfectamente el horizonte de Marte en el cráter Gale, en un entorno rocoso, donde ha llegado el robot, e incluso el perfil de este o una de sus ruedas en otra de las imágenes. El vehículo tiene que desplegar sus equipos antes de enviar buenas fotografías en color, lo que puede tardar varios días. Además, los técnicos ya han avisado de que, al ser una nave muy compleja, pasarán semanas antes de que empiece la misión propiamente dicha, tras comprobar exhaustivamente el funcionamiento de todos sus instrumentos.

Durante el descenso, los siete minutos de terror, que han sido ocho (los ingenieros ya habían avisado de que podría haber una variación de un minuto más o menos debido a la variabilidad atmosférica allí), el centro de control del JPL ha ido recibiendo señales que confirmaban la entrada en la atmósfera de la nave completa Mars Science Laboratory, el despliegue del paracaídas, el encendido de los retrocohetes para aminorar la velocidad y, al final, la operación de la grúa espacial que ha descolgado unos ocho metros el Curiosity hasta dejarlo en el suelo. Las sonrisas y los tímidos aplausos en la sala de control eran suficiente señal de que todo iba bien; no hacía falta mirar los paneles con los datos técnicos que se iban recibiendo en la operación transmitida en directo por la NASA a todo el mundo. La señal de que la grúa espacial se había apartado del Curiosity (para evitar dañarlo tras la caída) desencadenó los aplausos furiosos de una treintena de responsables de control de la misión y los científicos pendientes de su robot.

Una película de aventuras

El ambiente de fiesta no ha cesado en el JPL ni siquiera en la rueda de prensa celebrada menos de una hora después del descenso, donde Elachi, vestido con un polo azul celeste con el emblema del Curiosity, como prácticamente todos los ingenieros y científicos de la misión, ha dicho que ha tenido la impresión de que estaba viendo una película de aventuras, tan emocionante ha sido. “He tenido que convencerme a mí mismo de que era real”. No ha querido que los responsables de ingeniería y ciencia del robot protagonizasen en exclusiva el triunfo y ha invitado a pasar uno por uno a todos los miembros del equipo en un mar de abrazos.

“El Curiosity es el rover más complejo que haya llegado jamás al suelo de Marte”, ha dicho Bolden, que ha subrayado la capacidad tecnológica que hay detrás. "Nunca se ha hecho algo tan arriesgado y difícil en Marte como esta maniobra de aterrizaje", ha agregado. "El liderazgo de Estados Unidos va a hacer este mundo mejor".

La señal del Curiosity, que tarda 13,8 minutos en llegar a la Tierra a la velocidad de la luz, se transmite a través de los dos satélites de la NASA (Odyssey y MRO), en órbita de Marte, cuyas órbitas y antenas se han sincronizado perfectamente para la operación, una auténtica coreografía espacial en la que participa también el Mars Express de la Agencia Europea del Espacio (ESA).

Inmediatamente después de tocar el suelo el Curiosity, la Tierra se ha ocultado tras el horizonte en aquel lugar del cráter Gale, es decir, que el robot no está a la vista de su planeta de origen. En las próximas horas debe desplegarse la antena principal de la nave para establecer la comunicación directa.

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