¿Se despistan los alumnos de las cosas importantes con tantas asignaturas que se les acumulan desde muy pequeños? Esta es la opinión de numerosos expertos que comparte y ha expresado en más de una ocasión el ministro de Educación, José Ignacio Wert. Así, en el proyecto de reforma educativa que ha presentado su ministerio se propone “aumentar la carga lectiva en materias instrumentales: lengua, matemáticas y ciencias” en todas las etapas, y en la ESO y bachillerato, se hará impartiendo “menos materias por curso”. Esta iniciativa abre varios debates: el primero, por supuesto, es si realmente hay demasiadas asignaturas, y el segundo es que, si las hay, ¿cuáles sobran?
A la primera pregunta responde afirmativamente, apoyando el proyecto de reforma, el presidente de la Asociación Nacional de Catedráticos de Bachillerato (Ancaba), Felipe José de Vicente. “El número de asignaturas es excesivo. Las materias que solo tienen una hora a la semana no tienen sentido”, insiste. “Los alumnos españoles tienen más horas de clase en total, pero menos en lectura y matemáticas que sus compañeros de la OCDE. No ocurre lo mismo con las ciencias: precisamente en ciencias España obtiene mejores resultados en PISA que en matemáticas y lectura, aunque sigue por debajo de la media de la OCDE”, señala la propuesta del Gobierno.
Pero, como ocurre tantas veces, esas comparaciones conviene matizarlas, pues dependen mucho de a quién quiera uno parecerse. Así, según las estadísticas que recoge el ministerio en su propuesta, tomadas del centro de estadística educativa de la UE (Eurydice) y de la OCDE, los alumnos españoles de primaria tienen en torno a 94 horas anuales de matemáticas, muchas menos que en Alemania (141) y en Francia (174), pero muy cerca de las de Finlandia (102). En Lengua, sin embargo, los españoles dan casi las mismas horas (146) que en Finlandia (150) y Alemania (155), aunque muy lejos de las de Francia (294). En secundaria, las diferencias son parecidas en matemáticas —España 96; Alemania 127; Francia 135; y Finlandia 100—, pero en Lengua España (119 horas) supera incluso a Alemania (113) y Finlandia (100), aunque no a Francia: 153.
“El ministro se permite hablar incluso de ‘asignaturas que distraen’. Pero ¿de qué distraen? Si queremos ayudar desde la escuela a desarrollar el talento que cada persona encierra, mal camino llevamos enarbolando las tijeras de podar. La manera de combatir la excesiva fragmentación del currículo no es “suprimir las optativas”, “especializar los centros”, “racionalizar la oferta”. De lo que se trata es de apostar por un aprendizaje por proyectos que ayude a integrar, a establecer vínculos, a conciliar las distintas miradas que la ciencia y el arte ofrecen sobre los problemas esenciales de la condición humana, del mundo que habitamos”, escribía en julio en este periódico la profesora de secundaria Guadalupe Jover.
El profesor de la Universidad de Barcelona Francisco Imbernón abunda en estas ideas: “Creo que el problema no está en el número de horas sino en cómo se dan. Aumentar el número de horas no hará por principio que el alumnado no fracase menos o que le sirvan realmente para la vida. Los países más avanzados se plantean una forma diferente de dar matemáticas y ciencias, no como práctica tradicional de explicar contenidos sino de desarrollar competencias de cómo aprender a buscar, a razonar de forma autónoma, investigar, resolver problemas simples y complejos individualmente y en grupo y facilitar que el alumnado vaya construyendo sus conocimientos teniendo en cuenta en contexto social y su uso práctico. Esperemos a ver si hay algo más que aumentar horas”.
Además, aun aceptando que sobran materias, la pregunta es: ¿cuáles? Y el miedo detrás de esta pregunta es: ¿sobrarían entonces algunos profesores? “Esta reducción no debe producir cambios en la atribución horaria del profesorado”, dice en una nota el sindicato FETE-UGT, que también advierte: “Todas las materias deben tener un peso específico para favorecer la formación integral del alumnado, y no basar la reforma en los Informes PISA, puesto que este informe es solo una foto instantánea del rendimiento en determinadas materias, pero no transmite la complejidad de toda la educación”.
Felipe de Vicente, de Ancaba, rechaza los miedos y las pegas, y señala que, de lo que se trata es de replantear el horario para funcione mejor y pone un ejemplo: “En bachillerato hay una asignatura Economía de la Empresa y otra Administración y Gestión que podrían ser perfectamente una sola. Lo que pasa es que hay mucha falta de coordinación entre unas áreas y otras”, añade.