El estafador de las células madre

9/07/2012

En cierto modo, podría haber sido una estafa casi perfecta. Raúl Conejero López, un comercial de Alcoi de 33 años, con gafas, flequillo de monaguillo y aspecto de no haber roto un plato en su vida, no tuvo que quebrarse demasiado la cabeza para timar presuntamente a más de 400 familias con el negocio de las células madre.

Conejero trabajaba como autónomo para la empresa Stem Cell, una compañía con sede en Galicia y que, como otras en España, ofrece a las familias la posibilidad de guardar las células madre de la sangre del cordón umbilical de sus bebés en el momento del parto y enviarlas a un laboratorio extranjero para poder usarlas en el tratamiento de posibles enfermedades de sus hijos. Por este servicio, las familias pagaban entre 1.800 y 2.200 euros.

Conejero se comportó como un perfecto comercial durante al menos un par de años. Captó clientes en la zona de Levante y Albacete; les explicó los beneficios de guardar la sangre del cordón umbilical, recogió personalmente las muestras en el hospital y las envió a un laboratorio de Bonn (Alemania), el banco de sangre de cordón que utilizaba Stem Cell.

Pero en algún momento de 2011, Conejero decidió apropiarse del nombre de la empresa para la que trabajaba y quedarse con todo el dinero de los clientes. Creó una sociedad a la que llamó Representaciones Biomédicas Levante, pero siguió utilizando el nombre y los medios de Stem Cell. Nunca envió las muestras que le dieron unos 400 clientes, según una investigación de la Guardia Civil. Aún no se sabe qué pudo hacer con ellas.

Conejero se ganaba la confianza de los padres. El comercial jugaba con la ventaja de que estos no tenían la posibilidad de comprobar que las células llegaban al destino. Recibían un certificado y con eso se contentaban. Hasta que una familia de Albacete quiso averiguar si las células de su hijo habían llegado correctamente. En un primer momento, los progenitores contactaron con Stem Cell, empresa con la que habían cerrado parte del servicio. Desde el centro les aseguraron que el nombre de su hijo no figuraba en su base de datos y que este trabajador ya no estaba en plantilla. Le habían despedido hacía meses, después de que bajara sus ventas un 70%. “Además, nos había hecho un pedido de kits [las bolsas en las que se guarda la sangre] y nunca nos fueron devueltos. Estábamos con la mosca detrás de la oreja”, explica Miguel Lamela, representante de Stem Cell.

La familia escribió un correo electrónico al laboratorio alemán LMB, en Bonn, donde estaban almacenadas supuestamente las células de su bebé, según se podía leer en el contrato. A los pocos días, el responsable de la empresa les respondió que su muestra no se encontraba en ninguna de sus neveras y que podrían haber sido víctimas de un delito de falsificación de datos.

Raúl Conejero quedó así al descubierto. La Guardia Civil abrió una investigación con el nombre de Operación Cigoto. Los agentes realizaron escuchas telefónicas, seguimientos a Conejero y a sus colaboradores y comprobaron los movimientos de su cuenta corriente. El resultado de esta investigación es un sumario de 3.000 páginas al que ha accedido este periódico. El 27 de marzo pasado, la Guardia Civil detuvo finalmente a Conejero, sospechoso de ser el cabecilla de una supuesta organización que ha estafado a más de 400 familias. Cuando le arrestaron encontraron en el maletero del coche algunas muestras de cordones y sangre de algunos niños. También hallaron papeles falsificados con los que presuntamente engañaba a los padres haciéndoles creer que sus muestras se encontraban en un laboratorio.

Esa misma noche, en la comandancia de Alicante, Raúl Conejero prestó declaración. “No sé cuántos contratos he podido realizar desde que creé mi empresa. Puede que más de 100, pero soy incapaz de concretar un número”, afirmó ante la Guardia Civil. En realidad, la organización de Conejero, según la investigación policial, no era más que él y dos mujeres, con las que ha mantenido una relación sentimental. Con Marta Mellado Brotons tiene un hijo de dos años, y con Verónica Kristal Cifuentes Gandara, otro de cinco. Ambas fueron detenidas y acusadas de participar en un “delito de estafa y falsedad documental”, si bien fueron puestas en libertad con cargos. “Nunca he sabido nada sobre sus negocios. Es una persona superreservada. A veces le veía preocupado, pero nunca me comentó nada”, explicó Mellado a los agentes. Cifuentes aclaró que, aunque Conejero le dio de alta en su empresa, nunca recogió ninguna muestra. “A veces le acompañé a algún hospital, pero él se encargaba de todo”, afirmó.

La investigación aún no se ha cerrado. El caso ha pasado a la Audiencia Nacional porque las víctimas proceden de varias provincias: Alicante, Murcia, Valencia, Albacete, Madrid y Salamanca. Muchas familias prefieren mantenerse en el anonimato, algunas por vergüenza al sentirse engañadas. “Ahora nuestro temor es que estos datos se vendan en el mercado negro o caigan en manos de mafias. En el momento del contrato dimos información personal y el kit con el cordón contiene mucha información genética”, explica Ángel Vernal, uno de los padres.

La mayoría de los estafados definen a Raúl Conejero como el perfecto comercial. Usaba varios métodos para captar clientes. Se le podía ver cada dos meses en salones de actos de algunos hospitales privados, como en la clínica de San Carlos en Murcia o en el hospital Cristina de Alicante, donde organizaba charlas y convencía a los futuros padres de los beneficios de la congelación de las células madre. En otras ocasiones se paseaba por las salas de monitores, adonde acuden las embarazadas para tomar las pulsaciones de sus bebés en la recta final de la gestación, y allí las convencía y formalizaba el contrato. Otras veces contactaba con algunos ginecólogos que recomendaban este servicio y se llevaban una comisión por cada contrato.

Del sumario de la investigación se desprende que Conejero trataba de lucrarse utilizando la infraestructura de una empresa experimentada como Stem Cell, pero sin contar con ella. Es cierto que nunca envió las células madre de 400 familias a Bonn, tal como les había prometido. Sin embargo, con el tiempo sí consiguió llegar a un acuerdo con dos laboratorios de Reino Unido. Allí mandó las muestras de otras 300 familias, según consta en la investigación de la Guardia Civil.

A día de hoy, Conejero sigue en la prisión de Fontcalent (Alicante), donde el juez le envió tras prestar declaración. Ingresó sin fianza.

 

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