“Penón buscó el eslabón perdido”

23/07/2012

Lo sabían algunos amigos íntimos pero solo Agustín Penón, una de las muchas personas que han investigado la vida de Federico García Lorca, descubrió la relación secreta entre el periodista Juan Ramírez de Lucas y el poeta. La escritora Marta Osorio, editora de Miedo, olvido y fantasía, una crónica de la investigación realizada por el traductor en los años cincuenta del siglo pasado y publicada en primera edición en el año 2000, así lo asegura. “El libro lo redacté guiándome por las notas que él había dejado, tratando de respetar el material y de mantenerme en la sombra, no quería que se viera mi mano”. Esos mismos documentos estuvieron antes en manos de Ian Gibson que realizó una edición “incompleta”, en opinión de la escritora, motivo por el que ella volvió sobre esos testimonios.

Hay libros que conducen a otros libros y autores que acaban enganchando como una droga. La escritora Marta Osorio padece los dos síndromes. De autora de éxito de literatura infantil pasó a dedicar todo su tiempo a investigar el pasado más reciente. Heredera del legado de Agustín Penón y William Layton reunió fuerzas para cumplir con la voluntad del autor teatral y enfrentarse a la maleta del amigo de ambos que contenía toda la documentación (cartas, cuadernos de diario, páginas mecanografiadas, fotografías, entrevistas) que había acumulado durante su estancia en Granada, entre 1955 y 1956 para aclarar la muerte del autor de Yerma.

“Cuando Penón decidió no acabar el libro, no destruyó ningún material de su trabajo y conservó todo el material que había descubierto, porque era consciente de su importancia y de su valor. Se hubiera deshecho del material de haber pensado que carecía de importancia”, aclara la escritora. “Quijotismo y honestidad son las grandes cualidades de este investigador que a pesar de ser tan riguroso y tenaz en la búsqueda de la verdad, sus escritos tienen la cualidad de conservar a través de los años ese pálpito de vida de las cosas que han sido realizadas a golpes de corazón”, añade.

Osorio cree que fueron muchas y no una sola, las causas que le determinaron a no publicar su investigación. Parece claro que no quiso perjudicar a las personas que colaboraron con él y se atrevieron a contar lo que sabían, pero también, por experiencia propia y lo mucho que trató al autor, sabe que aquella investigación le marcó la vida. “Era una persona muy sensible, le destrozó descubrir ese mundo de silencios y de derrotas que se había creado en torno a Lorca”, relata desde Granada.

Su repentina muerte y las circunstancias que la rodearon en el curso de un viaje a Costa Rica para ver a sus padres, solo añadió misterio a una historia cuando menos rocambolesca. Penón (Barcelona, 1920-Costa Rica, 1976), íntimo amigo de Layton, había conseguido ahorrar mucho dinero con el guion radiofónico de una telenovela, Don cuaquero, y lo invirtió en un viaje a la España de posguerra. Con sus padres, exilados españoles, abandonó nuestro país en edad adolescente y regresó dos décadas después con pasaporte norteamericano, lo que le dio cierta impunidad en la dura España franquista. Admiraba profundamente la poesía de Lorca y decidió investigar su muerte: “Buscaba el eslabón perdido”. En Granada conoció a Emilia Llanos, una de las mejores amigas del poeta y entabló con ella una relación muy fuerte.

Osorio trabaja ahora en otro libro con las cartas que intercambiaron ambos amigos durante años y que considera como un complemento de Miedo, olvido y fantasía (Editorial Comares). “Penón y Llanos vivían obsesionados con Lorca y nunca abandonaron el tema”, añade. Del contenido de la maleta y con los datos de esa correspondencia no se desprende que Ramírez de Lucas y Penón se encontraran posteriormente.

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