Uno de cada tres ancianos catalanes ayuda con sus pensiones a sus hijos

15/06/2012

Uno de cada tres ancianos atendidos por la Cruz Roja en Cataluña ha tenido que ayudar económicamente por primera vez a sus hijos y uno de cada cuatro lo ha tenido que acoger de nuevo en su casa, una inversión del flujo tradicional de apoyo familiar que está deteriorando la situación de las personas mayores. Esta es una de las conclusiones del tercer estudio del Observatorio de Vulnerabilidad de la Cruz Roja de Cataluña, que se ha dedicado a detectar el impacto de la crisis en las personas mayores de 65 años en los dos últimos años.

El estudio, que se ha elaborado según una encuesta a 674 personas mayores de 65 años usuarios de programas de la Cruz Roja, revela que 7 de cada 10 ancianos viven "angustiados" por la actual situación económica, que consideran "más grave" que otras que han vivido, incluso la posguerra y las de los años 1959, 1975, 1981 y 1993.

El presidente de la Cruz Roja de Cataluña, Josep Marquès, ha explicado que las personas mayores se están convirtiendo en "pilar imprescindible de la sostenibilidad social" y ha resaltado que entre los ancianos existe la percepción "de ruptura del progreso social a causa del deterioro del Estado de bienestar y creen que sus hijos y nietos vivirán peor que ellos". Marquès ha alertado de que cualquier medida o política pública referida a la vejez puede tener repercusiones sobre la red familiar y social "porque tendrá un efecto dominó".

La Cruz Roja atendió el año pasado a 45.031 ancianos en sus diferentes programas dedicados a la tercera edad, el 3,37% más que el año anterior, entre ellos en uno para paliar la pobreza, en el que se les facilitan alimentos y productos de higiene de primera necesidad, al que se ha acogido el 11% de ellos. Una mujer, viuda, de entre 70 y 80 años, que en el 40% de los casos vive sola, y con una pensión de entre 300 y 550 euros mensuales es el perfil tipo de los usuarios del programa de pobreza para personas mayores de la Cruz Roja.

Marquès ha destacado que el estudio pone de manifiesto que se están invirtiendo los flujos de solidaridad intergeneracional propios del Estado de bienestar por los que las generaciones más jóvenes contribuyen al bienestar de los mayores financiando el sistema de pensiones. Según el estudio, en los dos últimos años el 18% de los ancianos han cambiado su convivencia por motivos económicos y de estos el 55% ha tenido que acoger a algún familiar en su casa, y el 20% ha tenido que mudarse a casa de algún familiar.

Aunque estos cambios han sido forzados por la crisis económica, el 50% se siente satisfecho, pero el 19% confiesa que a veces se generan situaciones de tensión. El 43% de las personas mayores explican que han tenido que adoptar medidas de ahorro, reduciendo suministros o comprando alimentos más baratos, el 27% no ha podido ir a la óptica y el 34% no puede ir al dentista porque no lo puede pagar.

 

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