Cuando el amenazado es el lobo

20/08/2012

“Ya solo quedan tres”. Ese es el balance provisional que realizan los colectivos ecologistas, basado en informaciones de cazadores locales, sobre la iniciativa de la Dirección Xeral de Conservación da Natureza para controlar las poblaciones de lobo en la Serra do Barbanza.

El “oscurantismo” informativo con el que la Xunta está gestionando este problema ya ha sido denunciado no solo por los ecologistas, sino también por partidos políticos y los propios ganaderos de la zona. El Valedor do Pobo, en un escrito fechado el pasado 4 de julio, asegura que tiene previsto realizar “un comentario crítico” en su próximo informe al Parlamento de Galicia sobre la actitud de la Consellería de Medio Ambiente de no responder a las solicitudes de información ambiental en el plazo previsto por la ley.

Los datos facilitados por el Gobierno autonómico sobre sus actuaciones son escasos y confusos y aún no se ha hecho un balance general de sus efectos. Con fecha 29 de mayo de 2012, y en respuesta a una pregunta del BNG en el Parlamento, la Xunta reconoció que había autorizado varias cacerías de lobo en 2011, dos batidas y varios aguardos —a consecuencia de las cuales entre julio y septiembre murieron cuatro lobos— y otras tres batidas en marzo de 2012. En todos los casos, los destinatarios de las autorizaciones fueron cazadores de los ayuntamientos de Porto do Son y Boiro. La Xunta justificó los “controles de población”, debido a “los daños reiterados” que se venían produciendo en el ganado doméstico.

Según lo establecido por el Plan de gestión del lobo en Galicia (Decreto 297/2008), en la zona del Barbanza el lobo ostenta un estado de conservación tal que, en el caso de se produzcan daños recurrentes al ganado, la Xunta podrá realizar controles poblacionales de manera puntual, tras una evaluación técnica de los daños sobre la cabaña ganadera, y después de estudiar el estado poblacional del lobo.

Las estimaciones realizadas por colectivos ecologistas cifran entre 25 y 30 los lobos abatidos entre 2011 y 2012, y desde la dirección xeral todavía no se ha facilitado ningún dato sobre los daños “reiterados” al ganado que podrían justificar esta campaña, salvo que se han producido “numerosas bajas en ganado vacuno y caballar”, aunque sin especificar cuántas ni de dónde vienen las quejas. Tampoco sobre las actuaciones ilegales con lazos o veneno que según la Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN), generaría indemnizaciones por los daños de los lobos por unos 170.000 euros anuales.

Pero la razón principal que esgrimió la Xunta para justificar legalmente la campaña es la supuesta hibridación —resultado del cruce entre un lobo y un perro— de los cuatro lobos abatidos en la zona, que según la dirección xeral suponía “una amenaza para la supervivencia de la especie”. Proféticas palabras en lo que al Barbanza se refiere. Las limitadas recomendaciones en estos casos excepcionales pasan, según el Gobierno gallego, por “eliminar los ejemplares contaminados”, ya que los cruces son “más sensibles a ciertas enfermedades”. La normativa de grandes depredadores (LCIE) advierte que la actuación debe ser realizada por expertos. La consellería tomó en marzo de 2012 la decisión “urgente” de abatir más ejemplares en la sierra del Barbanza, incluso en periodo sensible de la especie. Todo ello, basándose en un supuesto estudio realizado desde 2009 por un equipo liderado por el jefe de Conservación da Natureza de la Xunta en A Coruña, Carlos Muñoz, que fue publicado, en diciembre de 2011, por la revista científica americana Molecular Ecology. En esa publicación, Muñoz no figura ni como autor, ni tan siquiera en los agradecimientos, y no se menciona en ningún momento ningún lobo híbrido en el Barbanza. Raquel Godihno, la primera autora que firma el artículo y que trabaja en el centro de investigación CIBIO/CMT en Portugal, ha asegurado que cuando se publicó el artículo —y se aprobaron las primeras cacerías— “aún no estaba descrito ningún caso de hibridación de lobos en el Barbanza”. Godihno destaca que para comprobar si los ejemplares son híbridos “se tiene que realizar un test genético y comparar los resultados con los de un banco de datos de otros lobos y perros de la Península Ibérica”. La consellería aún no ha hecho públicos los resultados de los análisis.

Quizás para dar una pátina de seriedad a la gestión del lobo en Galicia, la Xunta confirma que contrató a la empresa Arena (Asesores de Recursos Naturales) para que desarrollase “una asistencia técnica por un año”. Luis Llaneza, el responsable del proyecto, gran experto en la materia y también firmante del citado trabajo, ha preferido no hacer declaraciones, con la explicación de que “todo se está desmadrando mediáticamente”. En la página web de la Asociación Xuvenil para o Estudo da Natureza (Axena), se recoge un informe que firmó Llaneza con las autopsias a esos cuatro lobos realizadas en la Facultad de Veterinaria de Lugo. En dicho documento no se refiere en ningún momento que alguno de los “cánidos” autopsiados pudiera ser un lobo híbrido. Lo que sí se describe, además de su contenido estomacal, es que se trata de dos cachorros, una hembra adulta que no se había reproducido y un macho rubio adulto cuya cabeza no fue entregada, ya que según parece la quería “el cazador”. Los colectivos ecologistas se preguntan para qué querría un cazador tener como trofeo la cabeza de un lobo que no fuese puro y están investigando la existencia de un “mercado negro” de trofeos de caza, en el que un cazador ha llegado a reconocer que hay “gente con dinero” que paga hasta 2.000 euros por un macho de lobo ibérico.

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